LOS
MÓVILES
Quién
nos iba a decir a nosotros hace treinta años, el cambio tan brusco y
tan peligroso que iba a tener la sociedad mundial.
Cuando
en nuestras ciudades veíamos a alguien con un aparato llamándo por
teléfono la mayoría de las veces nos sonreíamos ¡Porque hay que
ver! ¡Que aparatos! Parecían ladrillos, de como eran de grandes al recordarlo en
el tiempo piensa uno dónde los llevarían colgados sus usuarios para
que no les molestaran. Esos mismos que lo llevaran en aquellos
tiempos inmemorable se acordarán pensando no haber nacido en estas
fechas, para no tener que ir atarragando de aquellos incómodos
aparatos. Que si no hubiese sido por el servicio que prestaban la
mayoría los hubiese dejado en sus respectivos domicilios o en el
lugar de trabajo.
Cuando
inventa cualquier utensilio, en la mayoría de los casos ¡Cuanto
pesa el transportarlos! Y con el paso del tiempo lo van adaptando
mejor a las necesidades, que se pretende hacer de su uso cotidiano.
Si
los hubiesen dejado de la forma como se inventó seguro que no habría
tantos usuarios, ¡Aunque les pesara a las empresas! De no tener tantos
beneficios. ¿Pero cuantos accidentes no se hubieran producido?
A
veces el ir paseando por cualquier ciudad o pueblo y no llevar un
móvil, he ir chateando con él. ¡Es cómo si fuese uno un bicho raro! La comunicación entre nosotros se va perdiendo. Poco a poco a veces
de forma brutal, cuando se sube uno en cualquier transporte público
lo primero que cogemos, una vez sentados e incluso yendo de pié es
nuestro juguete, para comunicarnos con los demás.
Nos
metemos en nuestro caparazón y no nos importa para nada el mundo
exterior, de esa forma se van degradando las sociedades. Aunque
pensemos la mayoría de las veces que somos muy adelantados en
nuestro tiempo es todo lo contrario.
Cuantas
personas mayores no hay que no tenían hasta hace poco ni idea de lo
que era “Chatear”, y ya no se pueden despegar del aparato, ¿Que
pena pensar en lo que estamos haciendo? ¿Con nosotros mismos y con
los que tenemos alrededor? Si dejarán de funcionar aunque fuese un
día dichos aparatos, no quiero ni pensar hasta donde llegarían las
manifestaciones de protesta de millones de usuarios. Ya que es una
ola mundial lo que se ha producido, a raíz del uso que le damos a
estos ¡Malditos aparatos! Las compañías que los suministran
estarán más que satisfechas con esta reacción global, pero con el
tiempo la gran mayoría se acordará y se lamentará de haber hecho
un uso tan indebido durante tanto tiempo, sin necesidad por el sólo
placer de querer ser cómo los demás, sin pensar para nada en su
bienestar físico y mental.
Que
bonito está ver una pareja. Con un móvil cada uno, dándose la
espalda y seguramente diciéndose que se aman mucho.
Como
podemos ser tan jili.....? Con lo bonito que resulta diciéndoselo
cara a cara mirándose a los ojos, acaso se va a ir perdiendo esto
tan importante, en la relación de una pareja ¡A consecuencia de
los dichosos móviles! No seamos niños malcriados que si nos quitan
el chupe empezamos a llorar.
El
amor es una cosa muy seria y no se debe de jugar con él.
Francisco Domínguez.
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