viernes, 16 de octubre de 2015

LA HIPOCRECIA HUMANA.

  Cuanto casos, o ejemplos no se pueden dar, para definir la HIPOCRECÍA  HUMANA.
  Son innumerables, voy a tratar de relatar uno; que suele darse con mucha frecuencia.     En las grandes superficies da igual que vaya uno o no, aquí pasa uno desapercibido, en cambio, tenemos un ejemplo que suele darse muy a menudo. Por costumbre y además porque nos coge cerca de nuestro domicilio suele haber por lo general algunas tiendas pequeñitas, las defino así, porque realmente si hay tres personas en el lugar, la cuarta casi que no puede meterse, no se dan muchos casos de estos y más hoy en día, pero a lo que queremos relatar. Unos días compramos algún producto que se nos olvidó de hacerlo, en esa gran superficie que vamos con frecuencia, y para eso que por cierto, nos va muy bien el tenerla a mano, está esa otra que parece de juguete si la comparamos con los otros establecimientos o supermercado. Bueno, que paramos allí casi siempre, para hacer una comprilla de última hora por olvido, o porque según algunos, hay que darle de comer a las personas que están trabajando en estas tiendecillas tan pequeñitas, que también tienen derecho a que puedan vivir en su reducido  negocio. De camino, ya se van conociendo a los vecinos de la zona; gente del barrio, que de otra forma, es una buena terapia, el relacionarse con las personas que tiene uno a su alrededor, y que debe uno estrechar esos vínculos de amistad tan provechosos y que por desgracia cada vez cuesta más el poder relacionarnos con nuestros convecinos, por la falta de tiempo que a veces tenemos y que deberíamos tener en cuenta que es más importante el comunicarse que ver cualquier programa en TV., por muy interesante que pueda ser, las relaciones humanas deben estar por encima de toda esta basura que a veces nos quieren meter.
  Los buenos vecinos son importantisimos en la vida de cualquiera de nosotros y no debemos de olvidarlo nunca.
  ¿En algunos momentos nos pueden sacar de cualquier apuro que tengamos? ¡Los programas de TV. No!
  Ya se me había ido el hilo de lo que pretendía decir anteriormente, a lo que se refiere de dejar de visitar dicho comercio por las circunstancias que sean, que no es cosa de enumerar ahora; la cuestión es que si vuelve uno a los pocos días ya empiezan los comentarios ¿Que pasa vecino, creíamos que le pasaba algo, como lleva unos días, sin venir por aquí?, claro como es natural ya debe uno disculparse por la ausencia de esos días; y otra vez empieza a marchar bien, la cordialidad, pero con el tiempo, y ya que va uno conociendo al personal y se habla de muchas cosas, pues porqué no va a salir a relucir la tiendecilla, la cual hace un servicio muy bueno, a los que vivimos cerca de ella. Pero con la persona con la cual estamos hablando nos dice, que ésta tienda es bastante más cara que otra que la tenemos una calle más abajo; como es natural, siempre vamos a ahorrarnos algún dinero, y por supuesto dejamos de ir a la que tenemos al lado. En este caso, ya ni nos mira el dueño, y si lo hace da la sensación que tenemos alguna deuda con él.
  Que desagradable son estos casos, y que mal se pasa, perdiendo una amistad; por ahorrarse un euro.

Francisco Domínguez.

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